En vísperas del Día Mundial de la Salud Mental, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) han lanzado conjuntamente una nueva publicación titulada «Salud mental, derechos humanos y legislación: orientaciones y prácticas». Este esfuerzo conjunto tiene como objetivo ayudar a los países a reformar su legislación con el fin de prevenir violaciones de los derechos humanos y mejorar el acceso a una atención de salud mental de alta calidad.
Las violaciones de los derechos humanos y las prácticas coercitivas en la atención de salud mental, sustentadas en leyes y políticas, siguen siendo comunes en todo el mundo. Esto incluye hospitalizaciones y tratamientos sin consentimiento, condiciones de vida insalubres, violencia física y abuso psicológico. A pesar de los esfuerzos realizados desde la adopción de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en 2006, muy pocos países han logrado reformar sus leyes y políticas de manera integral para poner fin a estos abusos y promover los derechos humanos en la atención a la salud mental.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, enfatizó que la salud mental es un componente esencial del derecho a la salud. Las nuevas orientaciones buscan ayudar a los países a implementar cambios necesarios para proporcionar una atención de salud mental de calidad, respetar la dignidad de las personas con trastornos mentales y discapacidades psicosociales, y empoderarlos para llevar una vida saludable en su comunidad.
Volker Turk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, subrayó la importancia de transformar los servicios de salud mental para satisfacer las necesidades de las personas con dignidad. Estas orientaciones promueven un enfoque basado en los derechos que puede ayudar a introducir los cambios necesarios en los sistemas de atención a la salud mental.
La publicación también destaca la necesidad de fomentar una atención comunitaria de salud mental más efectiva y de reducir las instituciones psiquiátricas en favor de sistemas de apoyo comunitario. Además, resalta la importancia de poner fin a las prácticas coercitivas en la atención de salud mental, como el tratamiento forzoso y la reclusión, y promover el consentimiento informado.
Las orientaciones ofrecen medidas específicas y una lista de control para que los países evalúen si su legislación cumple con las obligaciones internacionales en derechos humanos. Además, destacan la importancia de consultar a personas con experiencia práctica y a sus organizaciones en el proceso de reforma de la legislación.
En resumen, esta colaboración entre la OMS y el ACNUDH tiene como objetivo impulsar reformas en la atención de salud mental a nivel global para proteger los derechos humanos y mejorar la calidad de vida de las personas con trastornos mentales y discapacidades psicosociales.
