CDMX a 4 de octubre, 2023.- El año 2024 marca un capítulo esencial en la política mexicana con las elecciones en puerta, y las redes sociales están destinadas a jugar un papel protagonista en este escenario. Estas plataformas emergen como herramientas clave, no solo para difundir mensajes políticos, sino también como un mecanismo vital para movilizar a los votantes.
Estrategias Integradas:
Con la propaganda electoral regresando con fuerza a las calles, la estrategia digital no se queda atrás. Se espera una campaña que combine eficazmente estrategias en línea y fuera de línea, creando un ecosistema de comunicación política cohesivo y abarcador.
Ventana para Independientes:
Las redes sociales se perfilan como un escenario democrático donde candidatos independientes y emergentes tienen la oportunidad de aumentar su visibilidad. Esta ventana digital permite una competencia más equitativa, ofreciendo a los votantes una gama más amplia de opciones.
Inteligencia Artificial:
La tecnología no es una mera espectadora en este proceso. Con la inteligencia artificial (IA) integrándose en las campañas, se prevé una revolución en la creación y distribución de contenido, desde videos hasta discursos, diseñados para persuadir y movilizar al electorado de maneras nunca antes vistas.
Retos Regulatorios:
Sin embargo, esta danza digital entre política y tecnología presenta desafíos únicos, principalmente en términos regulatorios. Fiscalizar y garantizar transparencia en el uso de recursos, especialmente aquellos vinculados a la IA, será una tarea ardua para las autoridades electorales.
Desinformación:
El fantasma de las noticias falsas y la desinformación también planea sobre el ciberespacio, amenazando con distorsionar la percepción ciudadana y desvirtuar el diálogo político.
Influencers en Campaña:
En un giro contemporáneo, se espera que los influencers jueguen un papel significativo, sirviendo como promotores de la imagen de los candidatos. Su participación podría ser determinante para captar a audiencias jóvenes y amplias, aunque también plantea interrogantes éticos y de credibilidad que deben ser abordados con cuidado y responsabilidad.
